Reflexiones de una momia.

(Assuan (Achú, Azrí)).- 

Después de doscientos años de exilio ha regresado hoy a su tumba en la necrópolis egipcia de Atchoum, la momia del que fuera primer ministro honorario y portador de la real bacinilla del faraón Tutkampheón, el funcionario Nitfú-nitfá.

Nitfú, recordaremos, fue secuestrado de su última morada por las hordas de Sir Archibald McCormack, el famoso arqueólogo nepalí, más conocido por su sobrenombre de “Nebraska Jones”, y trasladado en el año 1812 a una dependencia en el Museo Británico en la que ha permanecido hasta que ha sido rescatado por fuerzas no identificadas del grupo extremista CCC (Contra el Colonialismo Cultural) el pasado jueves.

Nitfú ha declarado encontrarse muy satisfecho de nuevo en su lujosa tumba -lejos de la curiosidad malsana de las hordas de turistas que durante años han mirado, filmado, fotografiado y comentado mis intimidades, vejadas por su exposición impúdica en una vitrinilla acristalada-. 

Un portavoz del mencionado grupo extremista ha señalado que -nos hacemos  eco de la situación denigrante en la que se encuentran muchas otras momias del mundo. Sólo les decimos que no desesperen, que pronto llegará la hora de su liberación-. 

Las autoridades del museo se han mostrado sorprendidas, ya que, según ellos, Nitfú -siempre había sido una momia muy cortés y agradable que nunca había mostrado quejas por el trato que recibía y con la que los vigilantes nocturnos siempre se habían mostrado dispuestos a conversar-. 

-Si hay otras momias en su situación -han añadido -intentaremos dar una respuesta adecuada a sus necesidades. No quisiéramos caer en el fácil error de presuponer que porque uno esté muerto, no tiene unos derechos que han de ser respetados. Por ejemplo, el derecho a la intimidad y a la autoimagen, aunque se trate de personas que jamás han pagado impuestos a un gobierno democrático, claro-.

(Adaptado de la revista "Again with the Blues", Julio de 2000).

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