La gran tomadura de pelo

Anoche, poco antes de dormirme, se me ocurrió que una de las ventajas que tiene este momento que vivimos, el que nos ha tocado vivir, es que, a poco espabilado que uno sea, hay motivos y tiempo de sobra para pararse y reflexionar en profundidad. 

Darle vueltas a la cabeza y, sobre todo, buscar estrategias, fórmulas, trucos y procedimientos para luchar contra la intensa sensación de tomadura de pelo que me invade. 

La sensación de que -con nuestra colaboración, con nuestra complicidad- se ha construido a nuestro alrededor una trampa mortal, una tela de araña de mentiras y falsedades que nos distrae y que, como una enorme sanguijuela, un vampiro, nos está robando la única vida que tenemos

Además nos está vendiendo que no importa, que hay más, que tenemos en realidad todo el tiempo del mundo para entregarlo a ese altar de sacrificios humanos, esperando gozosos que nos sea devuelto multiplicado por mil. Algún día. Cuando nos jubilemos. O quizá después, cuando estemos bien muertos, en la  presunta bienaventurada vida de los Elegidos.

 La sensación inaguantable de que comprar por comprar, tener por tener, usar supositorios con sabor a fresa no sólo está mal, sino que se hace a costa de las espaldas y el dolor de otras personas. Es indecente. Inmoral. 

Se me ocurre que es una buena cosa dejar claro para uno mismo qué es lo que de verdad es importante. Qué es prescindible. 

Se me ocurre que deshacerse de lo prescindible es la única forma de cortar cadenas, de cambiar el mundo.

A veces, en el momento breve que precede al sueño profundo, uno reflexiona y se le ocurren, qué se yo, cosas

Cosas sobre lo que de verdad es importante.

Anoche me acordé de que con una reflexión similar abrí este blog hace hoy justo dos añitos. (Aprovecharé para soplar las velas).

Podéis leerla si pulsáis AQUÍ


Yo sólo se que he salido de casa esta mañana, para ganarme la vida. Y que al hacerlo, he dejado allí a la persona que más quiero, a lo único que de verdad me importa. He renunciado voluntariamente a unas preciosas horas, minutos, segundos... como si fuese a recuperarlos alguna vez... para venir a trabajar.

Algo está mal.


Muy mal.

Comentarios

  1. Genial esta entrada... tienes razón en que algo está mal... cada vez estoy más convencido de que las cosas sensillas y pequeñas son las mejores.

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  2. Estimado Amigo Rafa:

    Todo es ruido, luces de colores y musiquillas de fondo para ahuyentar el silencio y la oscuridad. Así no pensamos.


    Lo bueno de callar, de aislarse y de pensar es que, además, es gratis. Cuanto más haya que recortar en gastos, más nos daremos cuenta de que pensar es gratis. Un abrazo.

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  3. Me gustó su entrada, y le felicito por ello. "Cuánta razón!" como diría aquella absurda página web.

    P.D: Felicidades por su natalicio, querido amigo.

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  4. Buena entrada amigo Chuan Che y no tengo mucho mas que añadir puesto que tu lo has dicho perfecto.

    En fina ver si los demás tambien llegan a esas conclusiones porque tengo al sensacion que la gente no piensa ni quiere pensar y nos estan educando de forma que esta gran farsa nos la sigamos creyendo...

    En fin amigo, mientras tanto sufriremos los de siempre.

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  5. sospecho que ahora mismo la sensación de tomadura de pelo es ampliamente compartida. Sobre lo que de verdad importa, para mi importa lo que me rodea, lo más inmediato, mi familia. Claro que en la situación en que estamos ya va resultando un poco difícil encerrarse en el propio mundo y mirar a otro lado, cada vez que tropiezo con algún anciano revolviendo en la basura

    besos,

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  6. Estimado Amigo Prepuzio:

    Me gusta que le guste... Con razón o sin ella, sin embargo, cuesta eliminar esa sensación de tomadura de tupé que le embarga a uno.
    ;) Un abrazo.

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  7. Estimado Amigo Juanjo:

    Siempre he creído que si todos nos parásemos a pensar un instante, el mundo cambiaría de golpe, de la noche a la mañana. Estoy bastante seguro que los beneficios a largo plazo para mis inversores no son nada comparados con los besos de mi chica. Y también estoy seguro que, en realidad, no necesito mis seis televisores, ni la piscina climatizada en el interior de casa -que, por cierto, no puedo utilizar porque estoy demasiado ocupado trabajando- :(

    Un abrazo...

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  8. Querida Maslama:

    No sería bonito vivir encerrado en uno mismo, haciendo oídos sordos a la belleza del mundo que nos rodea y a la variedad de la gente que vive en él. Lo que sí tengo claro es que, si todos meditásemos acerca de lo que "de verdad" necesitamos y lo que "de verdad" es importante; y actuásemos en consecuencia, igual no haría falta que nadie rebuscase en las basuras. No lo se. Pero lo creo así.

    Un abrazón ;)

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