Diario de C. Bloemfontaine, explorador de libros (III): El retorno
Estimados Miembros, Miembras y Asimilables de la Real y Republicana Sociedad de Geografías Imaginarias:
El hombre está aguardando fuera de la tienda de campaña, dando pequeños golpes con una fusta a las innumerables moscardas irisadas que intentan dar un sorbo de humedad en nuestras frentes (y en todos los lugares a los que no podemos llegar con comodidad). Resulta extraordinario que nuestra piel reseca, encallecida, trillada de cicatrices y arañazos, sea tan sensible al cosquilleo insolente de las patitas de estos osados insectos.
Desde nuestro último envío, nuestra expedición ha proseguido su camino infatigable.
Damos gracias a los Dioses y las diosas (y también a algún que otro engendro demoníaco) porque el camino ha sido sencillo y sin dificultades.
Ningún hipopótamo furioso ha volcado nuestras canoas. Ninguno de nuestros porteadores se ha despeñado desde una casi intransitable cornisa en las fauces de una familia de hienas hambrientas para luego ser pisoteado por una estampida de elefantes irritados. Ninguna tribu hostil nos ha asaeteado con dardos venenosos –aunque aclaremos que sí hemos escuchado, a corta distancia, el terrible sonido de sus tambores, el horrendo sonsonete de sus comentaristas deportivos y hemos visto, en la noche, la desilusión y el silencio plasmados en sus caras pintarrajeadas cuando los colores de su tribu fueron inmisericordemente goleados por gentes llegadas del norte-.
Pero nos estamos distanciando de nuestro objetivo, y el camellero espera silencioso, fumando un pitillo abstracto (no existe descripción matemática o topológica de su forma, que parece retorcerse hasta retroceder en el tiempo) de una sustancia que es al tabaco lo que el alquitrán al agua de un arroyo de montaña.
Proseguimos pues, aunque conviene (no conviene, es OBLIGATORIO) que hagamos una reflexión y un homenaje a la callada labor de los traductores que nos sirven en bandeja tanta diversión, tanta inteligencia y tanto buen rato… ¿Qué sería de nosotros sin ellos? Vaya pues una pinta de cerveza, alzada en alto y trasegada con esmero en su honor.
Hip, Hip, Huuurra.
Hip, Hip, Huuurra.
Así pues...
Del maestro de maestros, Terry Pratchett, inflamados por el deseo de leer o releer todo cuanto podamos de su genial pluma, nos internamos por los siguientes títulos
Mascarada
Sólo para seguir convenciéndonos de lo que ya habíamos comentado anteriormente. Repetimos: queremos visitar YA el Mundodisco. Y llegar hasta el Borde. Y escupir hacia abajo.
Al sur de la frontera, al oeste del sol, de Haruki Murakami.
Hicimos una breve pausa para pasear por otra obra de este pedazo de genio. Este señor sencillo que, de una forma que no terminamos de comprender, nos atrapa con sus palabras. Y no nos suelta, el desgraciado.
Tras ese breve paréntesis, visitamos al señor Sam Vimes y a las Señoras Esme Ceravieja, Tata Ogg y Magrat Ajostiernos en las siguientes novelas de (sí, otra vez) el maestro Pratchett:
Ronda de Noche
Brujas de viaje
Fue por pura casualidad que descubrimos e intentamos explorar
La Saga de Geralt de Rivia de Andrewj Sapkowski, compuesta de los siguientes títulos:
El último deseo
La sangre de los elfos
Tiempo de Odio
Bautismo de Fuego
La torre de la Golondrina
La Dama del Lago
Y hemos encontrado una serie de libros ab-so-lu-ta-men-te imprescindibles. La saga de Geralt es una de las mejores series que hemos leído en mucho tiempo. Magistral, poderosa, adictiva, entretenida. Y buena parte de ese efecto se debe a la maravillosa traducción al castellano disponible de este autor polaco. En serio, miembros, miembras y demás de la RRSGI, Andrewj Sapkowski es un maestro que hay que visitar y conocer.
Son de esos libros que te alegran el alma al principio (son tantos) y que lamentas profundamente que se acaben. Y te llevan a varios de esos mundos que merecería la pena poder visitar de una forma, digamos, física.
Con posterioridad a esta fabulosa experiencia, viajamos a la vez hacia el Espacio y el pasado, explorando La saga de Lucky Starr, Ranger del Espacio, de Isaac Asimov (escritas con el seudónimo Paul French), compuesta de los siguientes títulos:
Lucky Starr y los piratas de los asteroides
Lucky Starr y los océanos de Venus
Lucky Starr y el gran sol de Mercurio
Lucky Starr y las lunas de Júpiter
Lucky Starr y los anillos de Saturno
Se trata de un grupo de novelillas escritas en los años 50, encantadoras en su forma, y que, sin duda, debieron despertar en toda una generación, el gusto por la ciencia y la astronomía. Debieron hacer que toda una generación mirara al cielo y se dijese: es posible. Estamos en la orilla nada más.
Bóvedas de Acero, de Isaac Asimov
El sol desnudo, de Isaac Asimov
Tras despedirnos de Elijah Baley, Daneel Olivaw y Gladia, nos llamó la atención un extraño territorio inexplorado, y nos dirigimos hacia allí, deseosos de conocer qué sorpresas nos aguardaban en
Solar, de Ian Mc Ewan
Y nos encontramos una novela divertida, bastante inteligente, con interesantísimas y amenas reflexiones sobre el mundo de la Ciencia, los científicos, los fundamentalismos ecologistas, etc, etc, etc, que mereció la visita y que recomendamos a cualquier explorador posterior.
Decidimos reposar un tiempo visitando
Sputnik, mi amor, de Haruki Murakami
Y nuevamente nos preguntamos perplejos cómo coño lo hace. Y nuevamente seguimos sin tener respuesta. Nos rendimos pues, y nos dedicamos a disfrutar. Sin preguntas.
La siguiente etapa de nuestra exploración consistió en un rápido paseo por una serie de novelas cortas de Ciencia Ficción:
Los ojos de un Dios en celo, de Carlos Gardini nos resultó curiosa y, ciertamente, para estar escrita en torno al año 96, bastante profética.
Dar de comer al Sediento, de Eduardo Gallego y Guillem Sánchez. Más que novela, este divertido relato (también profético, por cierto) es muy recomendable.
Cena recalentada, de Jordi Miró y Rafael Besolí. Puede proporcionar un rato de relajado entretenimiento a sus visitantes.
Relajados, repuestos, la siguiente etapa de nuestro viaje nos ha llevado de nuevo a nuestro proyecto inicial, de modo que nos dirigimos de nuevo al Mundodisco y visitamos
El ladrón del tiempo
¡voto a bríos!
Dioses menores
Brujerías
El país del fin del mundo
Tiempos Interesantes
Ritos Iguales
El asombroso Mauricio y sus roedores sabios.
Si, amigos y amigas de la RRSGI…sí. Es un puñetero genio. Ya está. Ya lo hemos dicho de nuevo. El que quiera disfrutar que se lo lea. El que lo conozca, que lo relea. El que no lo conozca, que alucine. En serio, en Mundodisco hay mucha, mucha gente a la que conocer.
Nos gusta Terry Pratchett.
Firmamos y rubricamos la presente copia del diario y se la entregamos al camellero impaciente –nos echa miraditas de soslayo y discretos bufidos de desprecio que suenan como un búfalo sonándose las narices -.
Esperamos que las cuentas de colores con las que le hemos pagado sean suficientes como para que venza la tentación de arrojar nuestro mensaje al pozo de estiércol más cercano.
No obstante, si ustedes, amigos y amigas de la RRSGII están leyendo es que, contra todo pronóstico, el paquete ha llegado a su destino.
Pronto o no, pondremos en manos de otro incierto correo el siguiente episodio de la crónica de nuestras exploraciones.
Mientras tanto, a disfrutar…
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