A todos los que queréis vivir asustados...
Morirte, lo que es
morirte, te morirás.
Hagas lo que hagas.
Vivir es la mayor causa de muerte
conocida.
Salir a la calle es peligroso. Hablar con la gente es
peligroso. Tomarte una cerveza es peligroso. Subirte a una bicicleta es muy
peligroso. Comer carne da cáncer y comer verduras también por culpa de los
pesticidas.
Y si no les echan pesticidas, da igual, porque el plástico que lo
inunda todo está penetrando con insidia maligna en tus células. Y si no es el plástico
es el estroncio radiactivo de las pruebas nucleares de los años 50, 60, 70, 80
y 90. O quizá los rayos cósmicos que golpean tu ADN están desencadenando ya ese
tumor que te matará. O el sol que tomabas untado de aceite al limón sin
protección cuando eras pequeño. O el cigarrillo que se ha fumado un tipo que
pasó hace un cuarto de hora por esa esquina por la que pasas ahora respirando
los restos de su humo mientras practicas tu carrera diaria, ignorando que la
muerte súbita te espera en la próxima cuesta o en el parachoques del coche de
esa tipa que va mirando el whatsapp al volante. O es tu propio coche el que te
mata lentamente cada vez que inhalas los vapores de gasolina o el olor de su
escape mientras conduces hasta el gimnasio. O ¿será la radiación de tu móvil?
¿o la wifi de tu casa? ¿el microondas?
A lo mejor te ataca el perro peligroso y maltratado del
malote de tu barrio. O es el propio malote el que decide quitarte la cartera y
la vida ya de paso. Tal vez un descuido tonto en la bañera o en las escaleras
de tu casa. ¿Podría ser en el ascensor?
El cáncer y la enfermedad no son terribles al lado del
terrorista que está dispuesto a volar tu casa aunque no salgas a la calle. O al
dron del gobierno de turno que porque sí, contra toda justicia y todo derecho, está
listo para aniquilar tu pueblo.
Vive aterrorizado. Deja que te cuenten proyecciones de los ordenadores
sobre cómo será el mundo dentro de 50 años. Ni lo mires para averiguar cómo es, de hecho, hoy.
Sobre todo ten miedo. Mucho miedo. Pierde
cada día aterrado ante las mil formas diferentes en las que puedes morir.
Olvídate
de lo que es vivir.
No hace falta que seas prudente.
No hace falta que razones,
que uses la cabeza, que no te dejes engañar, que tomes precauciones básicas
para estar bien mientras sea posible.
No hace falta que investigues, ni que
recurras a la ciencia para averiguar cuál es la verdad en lo que te cuentan. No.
Tienes que tener mucho miedo y votar al que más seguridad y
mano dura te prometa.
Dale todo tu dinero al que te prometa la inmortalidad.
Si ya lo decía el sabio Gustavo: La vida mata.
ResponderEliminarSastamente, amigo Cabrónidas
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